domingo, outubro 19, 2008

Poeninha minimo

Hoje descobri que gosto de você.
Só hoje,
mas só de você.
Hoje descobri que gosto de você.
Que gosto de você porque você não gosta de mim,
porque não somos feitos um para o outro,
porque te busco e nunca te encontro,
porque você foge de mim,
como os sonhos interrompidos pelo despertador,
porque busco em você coisas que você não tem,
porque não gosto de mim quando estou com você,
porque gosto de você quando está comigo,
porque pensar em você me faz sentir ridicula,
porque não existe explicação para gostar de você.
Hoje descobri que gosto de você,
só hoje,
mas só de você.

quarta-feira, outubro 01, 2008

Gotas literarias

Não gosto de me ver no espelho... ele sempre me desepciona, mas gosto de
reflexos
Aos que não entendem meu paradoxo... azar...
Aos que entendem amem...
Para saber quem sou não preciso me projetar em superficies polidas...
Por isso mesmo ainda não pintei um auto retrato.... nem penso fazé-lo

Gotas de literatura em espanhol...sobre espelhos e auto retratos,
dores de garganta, desabafos, amor e ódio... sentimentos complementares...


No tengo espejos en mi casa. Mi marido no los necesita y yo los odio. Sí hay espejos, claro, en los servicios del despacho; y normalmente me lavo las manos con la cabeza gacha. He aprendido a mirarme sin verme en los cristales de las ventanas, en los escaparates de las tiendas, en los retrovisores de los coches, en los ojos de los demás. Vivimos en una sociedad llena de reflejos: a poco que te descuidas, en cualquier esquina te asalta tu propia imagen. En estas circunstancias, yo hice lo posible por olvidarme de mí. No me las apañaba del todo mal. Tenía un buen trabajo, buenos amigos, libros que leer, películas que ver. En cuanto a mi marido, nos odiábamos tranquilamente. La vida transcurría así, fría, lenta y tenaz como un río de mercurio. Sólo a veces, en algún atardecer particularmente hermoso, se me llenaba la garganta de una congoja insoportable, del dolor de todas las palabras nunca dichas, de toda la belleza nunca compartida, de todo el deseo de amor nunca puesto en práctica. Entonces mi mente se decía: jamás, jamás, jamás. Y en cada jamás me quería morir. Pero luego esas turbaciones agudas se pasaban, de la misma manera que se pasa un ataque de tos, uno de esos ataques furiosos que te ponen al borde de la asfixia, para desaparecer instantes después sin dejar más recuerdo que una carraspera y una furtiva lágrima. Además, sé bien que incluso a los guapos les entran ganas de morirse algunas veces.

Rosa Montero,
Do conto "Amor ciego" lei mais em http://mexique83.ifrance.com/mexique83/pages/montero.htm